viernes, 4 de febrero de 2011

Cine: Blade Runner (Ridley Scott)


Escrita en 1968, la novela ''¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?,'' del autor de ciencia ficción Philip K. Dick, tardó catorce años en llegar a la pantalla grande y transcurrió otro decenio antes de que la asombrosa versión cinematográfica de Ridley Scott fuera reconocida finalmente como obra maestra del cine de ciencia ficción. La pelìcula, que costó 28 millones de dólares, no fue bien recibida al estrenarse y fue un fracaso económico; solo después de que'' la versión del director''se estrenara en 1992 la aceptaron plenamente la crítica y el público.
Se han escrito libros sobre la historia que hay detrás de la película propiamente dicha. Fue una producción difícil, a decir de todos y corrieron numerosos rumores sobre conflictos durante el rodaje; se dice que a Harrison Ford no le caía bien la coprotagonista, Sean Young, los técnicos se hicieron confeccionar camisetas que expresaban la irritación que en ellos causaba  el agotador ritmo de trabajo y, lo más notable de todo, Ford y Scott no congeniaban. Ford ha hecho pocos comentarios sobre la película desde su estreno y se ha limitado a decir que fue la más dura entre todas las que ha hecho.
Aclamada con justicia por su portentoso diseño de producción, la visión que ofrece Scott de la ciudad de  Los Ángeles en el año 2019, una ciudad desolada e iluminada por el neón, con calles atestadas de gente y una incesante lluvia ácida, se ha copiado con frecuencia, pero nunca se ha superado. Por este mundo deambulaba el detective Rick Deckard (Ford) en busca de ''réplicas'' (androides amotinados que se hacen pasar por seres humanos) al tiempo que, sin darse cuenta, se enamora de una de ellas (Young). Repleta de simbolismo, Blade Runner ha dado pie a muchos debates a lo largo de los años, y algunos de sus defensores arguyen que la película trata de religión de forma sublime y citan ejemplos como el hecho de que una de las réplicas, Roy Batty (Hauer), se perfore la mano con un clavo, posiblemente para representar una crucifixión, y que Tyrell (Joe Turkel), el creador de las réplicas, sirve como figura divina y vigila y cuida de todas sus creaciones.
La soberbia mezcla que hace Scott de ciencia ficción del siglo XXI y el cine negro del decenio de 1940, crea una distopía sensacional; asimismo, puede que a Ford, en el papel de hombre que recibe el encargo de ''retirar'' (es decir, ejecutar) a los androides que han venido a la tierra en busca de su creador, no le gustrá ''estar por ahí y proporcionar cierto foco a los decorados de Ridley'' como dijo a un periodista en 1991, pero su desconcierto se ajusta perfectamente al argumento.
Una de las razones por las cuales Blade Runner ha pasdo a ser una película de culto, es por la existencia de más de una versión: la del director tiene escenas complementarias y omite los comentarios en off de Ford junto con el final feliz que impuso el estudio. Otra razón es el debate en cursosobre si Deckard mismo es en realidad una réplica, sea cual fuere la respuesta (Scott ha insinuado como mínimo en una ocasión, la posibilidad de que Deckard sea un androide), Blade Runner sigue siendo una de las películas de ciencia ficción con la mejor dirección artística y visualmente más sensacional de la historia del cine.


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